¿Quién me quitó el tanque?
Por: *Ramón Centeno
Cuando Eleazar Díaz Rangel expone en su columna dominical del pasado 18 de octubre el tema de los ambulatorios de la misión Barrio Adentro y concluye que: “¿cómo fue posible que las patrullas no percibieran el deterioro de Barrio Adentro”, por tal motivo, es necesario alertar sobre los desvíos que vienen presentando los Consejos Comunales, organizaciones comunitarias que se crean para eliminar las vetustas asociaciones de vecinos, edificadas para canalizar las deficiencias de los sectores, fin que nunca cumplieron, proezas que sólo llegaron a la entrega de cartas de residencias y la creación de claustro políticos para componendas de la vieja partidocracia.
La ejecución de obras por parte de las comunidades organizadas es una realidad que vivimos en el marco de realización del socialismos bolivariano, que aún no esta muy diáfano en el común de la sociedad, ejemplo de ellos es lo que el pasado domingo se vivió en la avenida Zulia de la jurisdicción Rosciana, cuando en el mes de marzo del 2008 la extinta “Fumpagua” entrego más de 70 tanques de mil litros cada uno para solventar el problema del racionamiento del vital liquido, pues quizás por desconocimiento y por la falta de fiscalización anticipada la oficina del empoderamiento comunal “Encomuna”, volvió a entregar los tan necesitados por otras comunidades almacenadores de agua al mismo sector y a las personas que anteriormente recibieron del sector antes mencionadp, con la diferencia que ahora son de color rojos.
Viendo la imperiosa necesidad que mantiene en sosiego muchos sectores de nuestro municipio se hace necesario de una consciente y clara demostración de hermandad con nuestros coetáneos, esos que viven en los cerros y no disponen ni de un recipiente para agarrar el agua cuando esporádicamente llega. Los embalses aún no logran equiparar los niveles óptimos, mientras tanto nuestros pobladores sufren la dura sequía por la que atraviesa el estado y por la otra vertiente encontramos la falta de conciencia que arropa a un grupo de moradores que no les importa el bienestar del que tiene a su lado.
De esta forma vemos agrupar los variopintos y lo último en colección de tanques, unos se venden al mejor postor, otros se dan en comodatos, se intercambia, se apuestan y hasta sirven de piscinas domesticas, mientras en sectores más desposeídos siguen utilizando potes de mantequilla para acumular el preciado liquido que tantos nos falta. Es desde entonces un mensaje de reflexión para quienes en sus manos está garantizar la equidad en cada uno de nuestros sectores, porque lo que es bueno para uno, también debe ser bueno para el otro.
La eficacia y la eficiencia de la entrega de recursos a los consejos comunales radican en la transparencia con que se manejan, de allí que todo lo que reciban debe ir de la debida fiscalización y contraloría de manos de los entes que auspician la entrega del poder al pueblo, por un lado. Así que la experiencia nos indica que los mejores contralores son el pueblo, ellos saben, siente y conocen cada diámetro de sus necesidades, fortalezas y debilidades que presentan sus asociaciones. Permitir pues que estas acrisoladas estructuras organizativas pierdan el norte, convirtiéndose en cúpulas, elites o mercenarios de la politiquería va en desmedro del proyecto nacional que vislumbró Chávez hace once años. *Estudiante de Comunicación Social
Por: *Ramón Centeno
Cuando Eleazar Díaz Rangel expone en su columna dominical del pasado 18 de octubre el tema de los ambulatorios de la misión Barrio Adentro y concluye que: “¿cómo fue posible que las patrullas no percibieran el deterioro de Barrio Adentro”, por tal motivo, es necesario alertar sobre los desvíos que vienen presentando los Consejos Comunales, organizaciones comunitarias que se crean para eliminar las vetustas asociaciones de vecinos, edificadas para canalizar las deficiencias de los sectores, fin que nunca cumplieron, proezas que sólo llegaron a la entrega de cartas de residencias y la creación de claustro políticos para componendas de la vieja partidocracia.
La ejecución de obras por parte de las comunidades organizadas es una realidad que vivimos en el marco de realización del socialismos bolivariano, que aún no esta muy diáfano en el común de la sociedad, ejemplo de ellos es lo que el pasado domingo se vivió en la avenida Zulia de la jurisdicción Rosciana, cuando en el mes de marzo del 2008 la extinta “Fumpagua” entrego más de 70 tanques de mil litros cada uno para solventar el problema del racionamiento del vital liquido, pues quizás por desconocimiento y por la falta de fiscalización anticipada la oficina del empoderamiento comunal “Encomuna”, volvió a entregar los tan necesitados por otras comunidades almacenadores de agua al mismo sector y a las personas que anteriormente recibieron del sector antes mencionadp, con la diferencia que ahora son de color rojos.
Viendo la imperiosa necesidad que mantiene en sosiego muchos sectores de nuestro municipio se hace necesario de una consciente y clara demostración de hermandad con nuestros coetáneos, esos que viven en los cerros y no disponen ni de un recipiente para agarrar el agua cuando esporádicamente llega. Los embalses aún no logran equiparar los niveles óptimos, mientras tanto nuestros pobladores sufren la dura sequía por la que atraviesa el estado y por la otra vertiente encontramos la falta de conciencia que arropa a un grupo de moradores que no les importa el bienestar del que tiene a su lado.
De esta forma vemos agrupar los variopintos y lo último en colección de tanques, unos se venden al mejor postor, otros se dan en comodatos, se intercambia, se apuestan y hasta sirven de piscinas domesticas, mientras en sectores más desposeídos siguen utilizando potes de mantequilla para acumular el preciado liquido que tantos nos falta. Es desde entonces un mensaje de reflexión para quienes en sus manos está garantizar la equidad en cada uno de nuestros sectores, porque lo que es bueno para uno, también debe ser bueno para el otro.
La eficacia y la eficiencia de la entrega de recursos a los consejos comunales radican en la transparencia con que se manejan, de allí que todo lo que reciban debe ir de la debida fiscalización y contraloría de manos de los entes que auspician la entrega del poder al pueblo, por un lado. Así que la experiencia nos indica que los mejores contralores son el pueblo, ellos saben, siente y conocen cada diámetro de sus necesidades, fortalezas y debilidades que presentan sus asociaciones. Permitir pues que estas acrisoladas estructuras organizativas pierdan el norte, convirtiéndose en cúpulas, elites o mercenarios de la politiquería va en desmedro del proyecto nacional que vislumbró Chávez hace once años. *Estudiante de Comunicación Social
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