martes, 24 de noviembre de 2009

MI ABUELA ES ADECA


Mi abuela es Adeca
*Por: Ramón Centeno

Estando ya consciente de lo que significaba ser parte de un conglomerado que gracias al sufragio decide el destino de su País, recuerdo en vísperas de elecciones por allá en una remota fecha y escucho decir a mi abuela que “con los adecos se vive mejor” y no sólo eso sino que además con el “partido blanco la vida es más feliz”, pero lo que nunca me dijo fue que en tiempos de: ¡ese hombre si camina, va de frente y da la cara!, le regalaron cinco piezas de zinc, obsequio suficiente para que al día siguiente se registrara en las filas de Acción Democrática, y así un carnet fue su identificación que posteriormente le permitieron acceder a bolsas de alimentación solidaria y uno que otros beneficios. De allí un sólo idilio habla por si solo entre mí amada abuela y su salvador partido Blanco.

Y veamos con precisión algunas cosas, sin dejar de aceptar que la frase era un poco incompatible cuando mi vieja se refería a los adecos como los Mesías a los problemas del País, quizás por el populismo que identificaba aquella forma de gobierno o no menos importante por el indiscutible carisma que irradiaban los lideres que por muchas décadas cegaron una patria, opciones que pululaban en la mente no sólo de aquella ama de casa sino también a los millones de venezolanos que por una u otra razón apostaron por un sistema de gobierno que heredaron, luego mis padres, con la diferencia que esta vez apostaron por COPEI, la misma vaina que cada cinco años le daba la oportunidad a su contendor más fuerte para que siguiera disfrutando del erario público. Es por eso que muchos dicen que cuando AD y COPEI todos eran como hermanitos, ¡cualquiera lo es!, ahora entendemos porque siguen en la imperiosa asunción a la silla de miraflores.

Pues bien y sin ánimos de ofender a la tolda blanca, hay que dejar claro que los adecos de corbata eran una simple montonera de aventureros, en busca del Poder para saciar apetitos deshonestos y aprovechar la inocencia del venezolano para lograr sus más jugosos cometidos. Mientras a mi abuela le seguía lloviendo dentro, producto de la ineficiencia de los programas sociales, los ambiciosos engullían el dinero que percibía la nación en verbenas, zarzuelas y paso doble. Y quizás me equivoque, pero el partido AD traicionó su pensamiento y sus más prístinos ideales, pero de algo si estoy seguro y es que ese espantajo de la política no volverá.

Claro está, que unos cuantos de los que forman parte de ese partido, son grandes baluartes en diferentes campos del territorio, que merecen nuestro respeto y consideración por, de una u otro forma ser pieza de la historia de tan manoseada cuarta república. Sin caer en lo adulante o en lo pedante, razón tenía Chávez cuando mantenía su férrea posición de freír la cabeza de los “blancos” en aceite y es que esta gente fue un estrago para el desarrollo del país, la corrupción se los devoró y los pobladores les pasaron factura.


Y ahora estando claro de lo que es vivir en una verdadera democracia participativa, recuerdo en vísperas de elecciones por allá en noviembre y escucho a mi abuela decir: Estos Peseuvistas sin son pendejos me regalaron una lavadora y adeco es adeco hasta que se muera. *Estudiante de Comunicación Social


















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