Diario del Chapulín Colorado
*Por: Ramón Centeno
Hoy estoy cumpliendo 55 años y creo que es el momento oportuno para hacerles llegar todo lo que mi alma lleva escondida, no quisiera caer en la tónica de esos diarios obsoletos de quinceañeras, más bien, deseo entregarles unas memorias cargada de heroísmo, verdad y sobretodo proezas, esta última a la que me he dedicado en cuerpo y alma.
Me vine para Venezuela y decidí internarme por allá en el Guárico, donde lo único que te molesta es la plaga, pero aquí me siento feliz, como un verdadero superhéroe, fíjense que he recorrido muchas trincheras, por ejemplo ayer estuve por el Socorro, ¡guao! Que belleza, me encontré con muchas casitas de bahareque de lo más humildes que parecen sacadas de la obra Casas Muertas, al día siguiente me fui para un poblado que llaman San José de Guaribe, allí fácilmente se puede rodar una película del siglo XIV, por donde caminas es polvo y polvo.
Cuando llegué a Zaraza dije: ¡Oh!... Y ahora ¿Quién podrá defenderme?, lo único que llegue a divisar fue un sol inmenso y muchos trabajadores de los campos jodidos por la sequía. Lo cierto del caso y para no perder el hilo del cuento principal, que es lo que me interesa, es que luego de acampar por las distintas explanadas me detuve a meditar y a reflexionar acerca de lo que hasta ahora es mi vida, concluí que no soy el único que se viste de rojo y lleva una CH en el pecho, observe a muchos hombres y mujeres, todos disfrazados como yo, pensé que venían conmigo.
Descubrí que en esta hermosa tierra hay muchos villanos como los que siempre me han querido exterminar: El Tripaseca, El Short, Rosa la Rumorosa, el Matalote, Alma Negra, pero en el caso de Guárico, los villanos son: la desidia, el hampa, la ineficiencia y la pobreza en todas su modalidades. Les confieso que me siento derrotado, nunca pensé que esta gente que se viste como yo no pudiese hacer nada por mejorar las condiciones de vidas de las miles de personas que habitan este poblado.
Reconozco que yo soy torpe, tonto y miedoso, pero yo enfrento los problemas, pero esta gente se pasó, no se parecen a mí, no solucionan, ni mucho menos toman la iniciativa de enfrentar a los villanos, se esconde en su capa y se olvidan de esos que anda a pie.
Quiero declararles que la bruja del 71 no es más que la esposa del que te conté y la vieja Florinda es menos fastidiosa que el programa de Sirviendo al Pueblo que conduce el señor de los anillos. Don Ramón, que además lleva el nombre de un gran amigo, que en cualquier momento lo manda a callar, es amigo de Chespirito, el secretario de infraestructura.
Confieso que me gusta la Chilindrina, confieso que quisiera montarle unos Chapulincitos, reconozco que el traje rojo que usan aquí, en este estado llanero con mis iniciales, no es de Chapulín sino de CHusmas, CHinicos, CHismosos, CHineficientes y CHupamedias.
Pero ante todo este panorama, ¡no contaban con mi astucia! y con mi amigo el Chavo del Ocho me estoy preparando para dentro de poco gritar: Más ágil que una tortuga... más fuerte que un ratón... más noble que una lechuga... su escudo es un corazón... es ¡El chapulín colorado! *Estudiante de Comunicación Social
*Por: Ramón Centeno
Hoy estoy cumpliendo 55 años y creo que es el momento oportuno para hacerles llegar todo lo que mi alma lleva escondida, no quisiera caer en la tónica de esos diarios obsoletos de quinceañeras, más bien, deseo entregarles unas memorias cargada de heroísmo, verdad y sobretodo proezas, esta última a la que me he dedicado en cuerpo y alma.
Me vine para Venezuela y decidí internarme por allá en el Guárico, donde lo único que te molesta es la plaga, pero aquí me siento feliz, como un verdadero superhéroe, fíjense que he recorrido muchas trincheras, por ejemplo ayer estuve por el Socorro, ¡guao! Que belleza, me encontré con muchas casitas de bahareque de lo más humildes que parecen sacadas de la obra Casas Muertas, al día siguiente me fui para un poblado que llaman San José de Guaribe, allí fácilmente se puede rodar una película del siglo XIV, por donde caminas es polvo y polvo.
Cuando llegué a Zaraza dije: ¡Oh!... Y ahora ¿Quién podrá defenderme?, lo único que llegue a divisar fue un sol inmenso y muchos trabajadores de los campos jodidos por la sequía. Lo cierto del caso y para no perder el hilo del cuento principal, que es lo que me interesa, es que luego de acampar por las distintas explanadas me detuve a meditar y a reflexionar acerca de lo que hasta ahora es mi vida, concluí que no soy el único que se viste de rojo y lleva una CH en el pecho, observe a muchos hombres y mujeres, todos disfrazados como yo, pensé que venían conmigo.
Descubrí que en esta hermosa tierra hay muchos villanos como los que siempre me han querido exterminar: El Tripaseca, El Short, Rosa la Rumorosa, el Matalote, Alma Negra, pero en el caso de Guárico, los villanos son: la desidia, el hampa, la ineficiencia y la pobreza en todas su modalidades. Les confieso que me siento derrotado, nunca pensé que esta gente que se viste como yo no pudiese hacer nada por mejorar las condiciones de vidas de las miles de personas que habitan este poblado.
Reconozco que yo soy torpe, tonto y miedoso, pero yo enfrento los problemas, pero esta gente se pasó, no se parecen a mí, no solucionan, ni mucho menos toman la iniciativa de enfrentar a los villanos, se esconde en su capa y se olvidan de esos que anda a pie.
Quiero declararles que la bruja del 71 no es más que la esposa del que te conté y la vieja Florinda es menos fastidiosa que el programa de Sirviendo al Pueblo que conduce el señor de los anillos. Don Ramón, que además lleva el nombre de un gran amigo, que en cualquier momento lo manda a callar, es amigo de Chespirito, el secretario de infraestructura.
Confieso que me gusta la Chilindrina, confieso que quisiera montarle unos Chapulincitos, reconozco que el traje rojo que usan aquí, en este estado llanero con mis iniciales, no es de Chapulín sino de CHusmas, CHinicos, CHismosos, CHineficientes y CHupamedias.
Pero ante todo este panorama, ¡no contaban con mi astucia! y con mi amigo el Chavo del Ocho me estoy preparando para dentro de poco gritar: Más ágil que una tortuga... más fuerte que un ratón... más noble que una lechuga... su escudo es un corazón... es ¡El chapulín colorado! *Estudiante de Comunicación Social
No hay comentarios:
Publicar un comentario